Candy002
Cantidad de envíos : 42 Edad : 32 Fecha de inscripción : 12/10/2008
| Tema: Fantasmas del pasado Vie Oct 17, 2008 11:51 pm | |
| Advertencias: Pedofilia y abuso sexual. Slash. Los personajes pertenecen a mi serie "Esencia Animal". Resumen: Green ya no tiene que recordar esa época pasada, su época de esclavo. No en los brazos de Python y al lado de Arshan. Gracias miles a y0misma por el beteo. Fantasmas del pasado- Spoiler:
No dolía tanto después de la primera vez.
Green lo descubrió en la tercera. Luego del forcejo que parecía ser rutinario, porque sin importar nada, siempre terminaba en lo mismo; las palabras obscenas que susurraba en sus oídos burlándose de su debilidad, sus propias lágrimas amargas y calientes porque sabía que nada cambiaría.
El hombre oso jamás oía sus suplicas al arrebatarlo de su catre de paja. A él y al sujeto ardilla les importaba un rábano el alimentarlo decentemente, razón por la cual su resistencia nunca duraba más que unos pocos instantes y quizá por eso también los golpes se sentían hasta en los huesos; no tenía suficiente carne para cubrirlos.
Al hombre ardilla no le interesaban los esclavos -prefería cebarse con las jóvenes animales-, de modo que era su mirada de desprecio y burla la que se perdía detrás de la puerta y sus manos diminutas, propias de su especie, las que la cerraban bruscamente, rompiendo toda esperanza de escape.
De no ser porque no tenía casi nada que devolver, habría vomitado ante cada beso del oso. El aliento fétido y la visión de los dientes amarillos serían algo que contraeríía su estómago ante el sólo recuerdo. No quería nada de eso, no quería seguir siendo un esclavo, quería volver con sus padres muertos, a su casa rodeada de campos verdes; no en ese mundo de arena y sol que no identificaba, junto a ese oso que destruía mucho más que su cuerpo a medida que lo embestía y sonreía a la salud de su pena.
Acostarse en la cama era el paso más fácil, en ese punto ya se había rendido y no tenía que hacerse más moretones en una lucha inútil. Pero entonces él llegaba y arrancaba su túnica de hilo, destrozándola por completo. Eso también dolía; el muy bruto ni siquiera se molestaba en pensar que no tenía ninguna otra prenda, a la mañana siguiente se vería andando con una bolsa de patatas hasta que asaltaran otro bazar y pudiera coger algo para sí.
Los dientes del hombre, tal y como el alma de la especie que anidaba en su interior, eran horriblemente grandes y a cada lametón, su cuerpo era inusitado que no lo desgarrara un poco. Esa escena no sucedía muy seguido, pero a Green le parecía que ya era una sensación habitual la de la sangre escapando de sus heridas y recorriéndolo entre espasmos de asco y llanto.
Sus manos, peludas, bruscas, de uñas como garras, lo agarraban de la cabeza y lo obligaban a aceptar esa boca maloliente mientras la otra recorría su joven miembro -el miembro de un niño, de un cachorro de sólo doce primaveras- con ademanes tan fuertes que Green creía que quería arrancárselo. Los ruegos eran patéticos, incluso a sus oídos, pero era inevitable.
“Por favor, por favor, ya basta. Me duele…”
Una risa sádica y complacida. El mal aliento como único oxígeno. Él, queriendo voltear la cabeza para alejarse y luego siendo tomado de la mandíbula para aceptar sus espantosos besos. Choque de dientes, una lengua al menos tres veces más amplia que la suya que casi lo ahogaba en su recorrido febril. No se percataba del momento en que dejaba de notar sus lágrimas, a pesar de que éstas no dejaban de deslizarse, mientras sus delgadas piernas eran obligadas a abrirse para recibir al hombre y su excitación palpitante.
Y luego la penetración. Sin preparación. Sin aviso, pues no había forma de prevenir semejante dolor. Un dolor tan penetrante que lo hacía lanzar un grito desde lo más profundo de su pecho, lastimando de tal modo su garganta ya ronca que sentía que jamás iba a poder hablar nuevamente.
Un grito que pareció seguir por siempre, con la risa de fondo, la aversión hacia el cuerpo donde apoyaba el oso sus manos, y se vuelvió más y más grave hasta que ya no sonaba como la de un niño. Un grito que se sintió como cuchillas y permaneció en sus oídos aun cuando abrió los ojos, un grito que lo dejó trastornado, asustado y desorientado cuando descubrió que un hombre lo sujetaba de los hombros e intentaba hablarle casi a los gritos para acallar el suyo.
La luz que entraba por la ventana revelaba una melena naranja, ribeteada de mechones negros. Una mirada que carecía de zonas blancas. Arshan. Era Arshan. Y seguía gritando, estaba casi histérico mientras lo zarandeaba.
-¡Maldita sea, ya cálmate, enano!-vociferaba como en un rugido devastador, suficiente para estremecer los huesos de cualquier hombre, increíblemente reconfortante.
De haber podido, se habría echado a llorar en ese instante. Un sueño. No, un recuerdo horrible, pero nada más que eso. Estaba a salvo, en la casa de sus amos. Python, el amo Python, su cabeza, con escamas de reptil en lugar de cabello, brillando a la escasa luz; estiraba una mano en la oscuridad para dar un firme apretón en el brazo del tigre.
-Ya es suficiente. El chico está despierto.
Arshan, en su estado agitado, hubiera dado un empujón a cualquier otro sin hacerle caso, pero a la palabra de su pareja lo soltó, respirando con agitación. Algunos pelos se le habían levantado, como si se hubiera llevado un susto tremendo. Sus ojos castaños parecían debatirse entre la furia, el desconcierto y el deseo de destruir algo.
-Vaya grito que te has lanzado, enano -espetó el tigre, calmándose pero sin dejar de darle esa mirada escrutadora que aprenden todos los guerreros en el combate, penetrante, como si quisiera leer los pensamientos escritos en tu cara. Estaba sentado y Python se había inclinado para hablarle, porque él se había caído de la cama mientras dormía.
Se levantó de repente y Green vio que ambos tenían sus ropas de cama, unos pantalones abombados que caían sobre sus tobillos.
-No sé qué mierda fue eso -dijo Arshan tomándolo de la mano e impulsándolo a levantarse con tanta rapidez que se sintió mareado. El hombre lo sujetí, para evitar su caída, y enderezó, mientras su voz resonaba en los recovecos de su mente, familiar y apreciada, lejos de compararse a la del oso-. Pero tú te vienes a dormir con nosotros ahora. No quiero tener que volver a escuchar eso desde otra habitación.
El esclavo asintió, aunque en realidad no se necesitaba su aprobación, y en cuanto pudo dar dos pasos seguidos aceptó la mano de Python para que lo condujera a la habitación que éste y Arshan compartían. El tigre le rodeó los hombros con un brazo y no se separó de su lado mientras caminaban.
Como era de esperarse, el cuarto de sus amos era mucho más amplio que el suyo y la cama, envuelta en sábanas de seda doradas, brillando como oro, bien podría haber servido para cinco personas. Arshan lo dejó sobre ésta, que era infinitamente más cómoda que un lecho de paja, para a continuación envolverlo en las sábanas que sus dueños habían corrido de una patada cuando fueron en su búsqueda. Python lo acarició en la frente, apartando sus cabellos humedecidos por el sudor. Ahí tampoco había mayor iluminación que en la de su cuarto, pero sus ojos amarillos parecieron resplandecer como dos focos en una rincón oscuro. Los dedos eran delgados y elegantes, no tenían uñas ni pelo, resultaban deliciosamente cándidos.
-Voy a traerle un vaso de agua -dijo Arshan dirigiéndose al baño, en un tono grave que, por lo alterado que se encontraba, sonaba irritado-. Luego de tal grito de seguro eso es lo que mejor le conviene.
Era cierto, pero eso no disminuyó la súbita sensación de incomodidad. Los había sacado a ambos de la cama y sabía que si se lo preguntaban, ni siquiera podría dar una respuesta sincera. Después de que el tigre desapareciera de su vista, el pitón se acostó a su lado y siguió acariciándolo suavemente, mientras lo observaba de ese modo silencioso que tienen las pitones cuando analizaban a su entorno.
-Si no quieres decirnos qué ha sido, no vamos a preguntártelo -aseguró, tomándole entonces de una mano y dándole un ligero apretón.
Green no dijo gracias, aunque más tarde se diría que eso hubiera sido lo más apropiado. Ahora su cuerpo estaba demasiado cansado y el sueño interrumpido venía a reclamar su lugar sobre sus párpados. Entonces llegó Arshan a despertarlo.
-Ni se te ocurra cerrar un ojo sin tomar esto, enano -regañó el tigre desde el borde de la cama, justo a la espalda de su pareja, tendiéndole un vaso cristalino que centelleó a luz de la luna.
A Green le daba una tremenda flojera sentarse para beberlo, pero lo hizo porque no podía negar semejante gesto de parte de su amo. Bebió de una sentada y sólo cuando acabó se dio cuenta de la terrible sed que había tenido. Arshan le arrebató el vaso vacío y lo dejó en una mesa de noche que no alcanzó a vislumbrar. Luego se subió a la cama y, en cuatro patas, como un felino elegante y letal, se acomodó al otro lado de la gacela y le dio la espalda cubriéndose con las sábanas.
A su derecha Python sonreía, divertido y burlón.
-No te preocupes por él -le susurró conciliador-. Se ha llevado un buen susto al escucharte, pero no está enfadado contigo. Considera que él tiene malhumor si no duerme lo suficiente.
Green asintió, sintiendo que la modorra lo dominaba. Pensó medio atontado que las almohadas de Python y Arshan olían exquisito, como si hubiera encontrado una planta que sus padres alguna vez cultivaron en un tiempo tan lejano que apenas concebía.
Y luego el cuerpo de Python, cuando éste le abrazó, se sintió como el regreso al hogar amado.
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Arra Admin
Cantidad de envíos : 69 Edad : 41 Fecha de inscripción : 09/10/2008
| Tema: Re: Fantasmas del pasado Dom Oct 19, 2008 12:09 am | |
| Esposa mía que me reta.
Te dije que me fascinó el relato. Me estremecieron los primeros párrafos cuando recuerda todo lo que le pasó mientras sueña. Fue terrible, pero muy bien narrada.
Amé a Arshan y Python y la relación que están demostrando tener con Green.
Quiero conti y te amaré de aquí a la eternidad.
Me encantó el relato. Mucho, mucho, mucho. | |
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Lady G
Cantidad de envíos : 28 Edad : 41 Fecha de inscripción : 12/10/2008
| Tema: Re: Fantasmas del pasado Sáb Oct 25, 2008 12:02 am | |
| Que bueno, me gustó mucho, de verdad, está genial. Sólo unos alcances (dedazos) "contraeríía" - Citación :
- El aliento fétido y la visión de los dientes amarillos serían algo que contraeríía su estómago ante el sólo recuerdo.
"vuelvió" - Citación :
- Un grito que pareció seguir por siempre, con la risa de fondo, la aversión hacia el cuerpo donde apoyaba el oso sus manos, y se vuelvió más y más grave hasta que ya no sonaba como la de un niño.
Creo que era "volvió". "sujetí" - Citación :
- El hombre lo sujetí, para evitar su caída, y enderezó, mientras su voz resonaba en los recovecos de su mente, familiar y apreciada, lejos de compararse a la del oso-.
Saludos | |
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