krayoncore
Cantidad de envíos : 1 Edad : 32 Fecha de inscripción : 08/04/2011
| Tema: Vida de una persona promedio Vie Abr 08, 2011 12:06 pm | |
| Bueno pues aquí les dejo los cuatro primeros capítulos de mi historia, opinen - "vida de una persona promedio capítulo 1: el final es el inicio":
-No puedo creer que tenga 69 años de vida, todo ha sido muy normal, sin altos ni bajos, una vida de una persona promedio que llega a su fin este día... pensar en recordarla es algo tonto aun para mí pero la insistencia de una de las pocas personas que realmente me interesan me da una razón para contar esta absurda historia. Mi lindo bisnieto es, a mi parecer, la persona mas increíble de este mundo!, y es así porque no tiene una pisca de talento para nada!!!! ni siquiera puede hablar correctamente y es demasiado torpe al moverse, pero eso está bien ya que al menos no tendrá una vida tan aburrida como la mía.... empezare con lo primero que recuerdo, los 3 años de edad
3 AÑOS DE EDAD
A esta corta edad al fin pude ver el mundo con expectación de que podría hacer lo que yo quisiera (como cualquier niño de esa edad), me la pasaba viendo televisión y jugando con los demás niños de la zona. Nací en la "ciudad blanca", un lugar en donde las personas son, a mi parecer, mediocres.... y lo peor es que se conforman con lo poco que tienen, pero ese no es el caso particular de mis padres, mi padre es dueño de un gran número de empresas a lo largo del país. A mi corta edad no sabía nada de lo que pasaba a mi alrededor pero los momentos que mas atesoro son esos días en que mi madre solía cantar con su voz desafinada los éxitos de cierto dinosaurio morado que odio pero en esos momentos me hacían muy feliz. Te preguntaras el porqué mi historia inicia a una edad tan temprana en donde la conciencia apenas aparece, no es que quiera aburrirte mi dulce bisnieto, es que en este momento fue cuando ocurrió lo que me hiso pensar que el mundo seria mío por completo, tal vez no lo sepas pero yo tengo un hermano mayor, su nombre es Enma, y digo es porque vive en mi corazón por toda la vida. En fin, mi hermano es 7 años mayor que yo y es la "estrella de la familia", nadie tan brillante había nacido en la familia Blake por generaciones y todas las expectativas estaban puestas sobre él, recuerdo que solía llamarlo Enga al no poder pronunciar su nombre, jugábamos juntos y el fingía interés en mis platicas de niño que aun está aprendiendo a hablar, realmente una buena persona. Lo que realmente cambio mi vida fue cuando entre a su cuarto en su cumpleaños y lo que vi fue a mi hermano rascándose la cabeza por no poder resolver el problema de la clase de matemáticas, me acerque como niño curioso y le pregunte qué es lo que hacía, me explico vagamente lo que sucedía pero mientras resolvía los problemas comencé a pensar que era una tortura hacer eso toda mi vida, mientras más avanzaba me daba cuenta de que yo quería una vida diferente, sin las presiones de ser "la estrella de la familia". Tome la decisión de que sería un niño por siempre y que no dejaría que cosas como esas importaran más que mi propia felicidad. Y así empezó una vida de una persona promedio, o al menos eso es lo que recuerdo, los pocos momentos en los que mi vida solo dependía de cosas simples como comer, dormir y jugar, aquellos momentos sin duda fueron los mejores 2 años de mi vida.
5 AÑOS
Como todos los niños, pensaba que estar en el kínder Garden era muy divertido, ¡hacia lo que quería cuando quería y como yo quería! ya había olvidado completamente el mundo en el que mi hermano vivía, al fin y al cabo creo que hasta había olvidado a mi propio hermano, el ahora estaba en 2do de secundaria en la mejor secundaria de la ciudad y con el mejor promedio de la escuela así que su tiempo para divertirse era muy escaso y para ser sincero había olvidado por completo que tenía un hermano. Un día al llegar a mi casa mi madre me dijo que me estaba volviendo todo un hombre y que había llegado el momento de ir a la escuela primaria, yo no sabía qué era eso pero el hecho de que me llamara hombre me hiso tan feliz y a la vez tan creído que agregue a mi propio nombre "el grande". Llegó septiembre y me llegue a mi primer día de escuela en una primaria la cual estaba anexa a una universidad prestigiosa para educación primaria, la Normal De Educación Primaria, como todo niño creído pensé que al entrar al salón todos reconocerían mi grandeza natural como todo un hombre y entre al salón de clases con una mirada de superioridad sobre todos los demás, pero al ver a tanta gente en el salón me sentí tan nervioso y tan inferior que cambie rápidamente mi cara por lagrimas, ¿Y cómo no? teniendo 5 años y todos los demás 7 es algo natural tenerle miedo a los más grandes en altura, cuerpo y mente en esos momentos y sobre todo que ellos llevaban 2 años juntos y yo aun era el niño nuevo, ¿crees que es imposible? Al parecer fui promovido hasta el 3er año de primaria de una sola vez, en mi casa mi padre siempre intentaba hacerme reír con canciones que yo realmente no entendía y unas tarjetas con diferentes dibujos que quedaron grabadas en mi mente, al parecer esas canciones que yo no entendía eran los números, el alfabeto, nombres de animales y plantas, notas musicales, operaciones matemáticas y mucho mas, sin saberlo él me había estado enseñando desde muy chico lo básico en educación. Como era de esperarse al momento de tomar el examen individual de frente a la directora del colegio obtuve una altísima calificación en matemáticas, escritura, historia y lectura, así que al ver tal talento decidieron cambiarme de 1er ingreso a 3er ingreso de una sola vez. Al principio no me di cuenta de todo lo que pasaba y me senté en mi enorme banca pensando en que nadie se conocía antes y pensé en que si me calmaba podría impresionar a todos siendo el único "hombre" de la clase. Empezó la primera clase y yo no tenía ni idea de que es lo que hacía en este lugar, pensé que me llevaron a jugar así que tome los crayones que me había dado mi madre y me puse a dibujar mientras la maestra hablaba y hablaba sin parar, al cabo de una hora termine mi dibujo y todos de encontraban viendo el pizarrón en el cual estaba escrito "primera clase de matemáticas: tablas de multiplicar". Al hacérseme parecido a lo que había visto una y otra vez en las miles de tarjetas y canciones que mi padre cantaba simplemente observe por unos momentos, en todo el tiempo que estuve dibujando escuchaba muy tenuemente que ellos repetían las cosas que decía la maestra una y otra vez y se me hiso muy fastidioso el hecho de que nadie sea una persona divertida como yo y me sentí decepcionado de haber ido a un lugar tan aburrido. De la nada escuche mi nombre en la voz de la maestra, Anahí, "¿Está prestando atención señor Owen?" a lo que respondí "¿Qué es prestar atención?" y todos se rieron de mi. Ese momento jamás lo olvidare, porque fue la primera vez que alguien se burlaba de mí y no fue solo una persona, fueron los 38 niños que me acompañaban. La maestra cambio su expresión y me dijo que repitiera después de ella y comenzó a decir las tablas de multiplicar, al llegar a la tabla del 2 la interrumpí diciendo "esto es demasiado aburrido" a lo que ella, con gran enojo, me respondió gritando "no estás aquí para divertirte, estas aquí para aprender", justo después de eso recite perfectamente las tablas del 1 al 40 sin ningún descanso creando un gran silencio alrededor de mi. La maestra me pidió que parara y me pregunto donde había aprendido a hacer eso, respondí "mi juguete favorito es una cajita con muchos dibujos como los que usted a escrito, de vez en cuando apretaba alguno de esos botones y la cruz me parecía muy bonita así que trataba de hacer todas las combinaciones posibles tratando de obtener números que yo conociera, así me di cuenta de que la mayoría de esos números se repiten una y otra vez saltando muchos números, luego comencé a pensar que era una suma el mismo número una y otra vez y así fue, lo único que no sabía era que era esa cruz pero gracias a ti lo sé". Al terminar esta oración la maestra aplaudió y me felicito enormemente diciendo que en toda su vida jamás había conocido una mente tan brillante como la mía y que podía hacer lo que yo quisiera en el mundo si me esforzaba, no entendí que significaba esto realmente porque en mi mente solo estaba comerme una galleta que se encontraba en mi lonchera, así que le dije que si a todo lo que ella dijo. Desearía con todo mi corazón volver a ese día y no responderle, repetir lo mismo que todos los niños en ese lugar y no destacar dentro de todos porque, al fin y al cabo, mi sueño era ser siempre un niño y hacer lo que yo quisiera toda mi vida. Ese día empezó mi vida y sin darme cuenta me había alejado enormemente de lo que realmente deseaba en el mundo.
- "Vida de una persona promedio capítulo 2: Empieza la pesadilla":
Terminó mi primer día de clases en la escuela primaria, realmente fue lo más aburrido que me había pasado en mi corta vida y, al salir de clase y ver a mi madre, corrí con todas mis fuerzas e intenté abrazarla lo más pronto posible. Ella con alegría me abrazo y me dijo “¡Aquí está el hombre de la casa! ¿Te divertiste amor?” pero mi cara y entusiasmo de verla le demostraban que fue un día difícil para mí. En ese momento la maestra Anahí saludo a mi madre diciendo la frase que me hiso darme cuenta de que mi vida tranquila estaba a punto de cambiar: “Su hijo es el genio más grande que he tenido la dicha de enseñar, es por mucho el más brillante de la clase y si lo pone a estudiar mucho en la casa puedo asegurarle de que se volverá una de las personas más importantes de su familia.” Me di cuenta de que al decir eso la maestra me estaba condenando a una vida como la de mi hermano; me puse a recordar las cosas que estaban sobre el escritorio de mi hermano y me di cuenta de que eran las mismas cosas que yo cargaba en mi mochila a excepción de los crayones. ¡Demonios! No puede ser que mi vida hasta ese momento tan perfecta se arruinara por las palabras de la maestra. Mi pesadilla había empezado o al menos eso pensé, que inocente en pensar que la tortura era el estar pegado a los libros todo el día, la verdadera pesadilla estaba en el hecho de que todos los niños sepan que eres superior y que los celos empezaran, el maltrato y los abusos, desearía haberlo pensado más detenidamente en ese momento. Después de llegar a mi casa comencé a jugar con los cientos o quizás miles de juguetes que tenía en mi habitación olvidando por completo todo lo que había ocurrido en el primer día, la persona que no olvidaba las palabras de la maestra Anahí era mi madre quien se inflaba cual pavorreal orgullosa de su hijo, escuche un fuerte ruido y salí a ver qué sucedía, era mi padre quien estaba regresando de un largo viaje de negocios a los EEUU que lo alejó de casa por unos cuantos meses. Salté emocionado a su pecho, no recordaba hace cuanto tiempo se fue pero sabía que cada vez que regresaba mi colección de juguetes incrementaba con los muchos regalos que traía consigo de los diferentes países en los que trabajaba. Recibí mis obsequios y me fui muy feliz a mi cuarto a abrirlos rápidamente, mientras tanto mis padres conversaban con voces tan fuertes que podía escuchar cada una de sus palabras, tal vez querían que los vecinos supieran lo orgullosos que estaban porque su voz cada vez era más y más fuerte. La plática fue más o menos así “¡Bienvenido a casa amor! ¡Te tengo excelentes noticias! ¡Owen es BRILLANTE! Ha sido promovido a 3er año de primaria en su entrevista con la directora y su maestra cree que es la persona más brillante que ha conocido en toda su carrera profesional” a lo que mi padre respondió “¿y eso qué tiene de extraño? Es mi hijo de quien estás hablando”. Fueron horas y horas de mis padres alabando lo inteligente que soy, me detuve de jugar para escuchar detenidamente lo orgullosos y felices que parecían estar al tener un hijo como yo y pensé, por un segundo, que tal vez no era tan malo ser de esta manera. La primera semana de clases fue igual que el primer día, la maestra hablando los demás repitiendo y yo dibujando felizmente, así llegamos a la 2da semana de clases. Para el miércoles de la 2da semana de clases ocurrió algo que ahora que lo he pensado todos estos años es algo que no se podía evitar para siempre, llego el receso y por primera vez me dio ganas de salir del salón de clases e ir por unas ricas galletas a la cooperativa del plantel; compre mis galletas y caminé hacia el salón de clases teniendo la mala suerte que en el pasillo que se encuentra entre el salón y la cooperativa se encontraban tres de mis compañeros de escuela: Butch. James y Brook. Los tres eran hijos de miembros de la política y creían fielmente que el tener los padres que tienen era suficiente como para humillar a los demás, pase feliz pensando en comer mis galletas llegando al salón y ellos gritaron mi nombre, me detuve a esperarlos pensando que tal vez podría hacer nuevos amigos. Ellos me dijeron que los acompañara a la parte trasera de las canchas a la cual la llamábamos “la cueva” por lo oscuro que esta. En mis ratos libres había escuchado que la parte trasera de las canchas era donde los niños mas “buena onda” se reunían para pasar el receso, sin pensarlo acepté. Llegamos a “la cueva” y me sorprendí al ver que las únicas personas ahí éramos nosotros, al instante de llegar Butch y James me sujetaron fuertemente de los brazos para inmovilizarme mientras Brook empezaba a golpearme, después de unos dos o tres golpes y de que me encontraba cubierto en un mar de lágrimas él se detuvo diciéndome “Escúchame muy claro pequeño nerd, de ahora en adelante tu eres mi perro, me traerás mis útiles escolares, pagaras mis golosinas y harás toda mi tarea, si no cumples te golpeare tanto que no vas a vivir para contarlo y pobre de ti si le cuentas a alguien porque mi padre es un senador de la republica y puedo mandar a matar a tu mama así que tu sabes”. Jamás en mi vida nadie me había levantado la mano y obviamente al suceder esto el miedo fue tal que me oriné en mis pantalones y con la amenaza que había recibido no iba a arriesgar la vida de mi madre quién era la persona más importante para mí. Así comenzaron los abusos día tras día en la escuela primaria, todos los días le compraba 4 paquetes de galletas, 2 bolsas de patatas y diferentes clases de dulces, cargaba sus cosas por todos lados y hacía su tarea por él. Pasaron 2 semanas de abuso tras abuso y sentía que prefería morir antes de ir otro día más a la escuela primaria, pensé que si le decía a mi madre que no quería seguir yendo a la escuela me preguntaría el porqué y al no poder revelarle la verdad por miedo de perderla aguantaba todas mis ganas de llorar al llegar a mi casa y sonreía como si todos los días hubieran sido el mejor día de mi vida. Llegó el último viernes del segundo mes del curso y después de haber sufrido ya por más de un mes los abusos constantes de Brook y sus lacayos decidí enfrentarme a ellos. Me la pasaba en mi casa viendo una y otra vez las caricaturas de pelea que pasaban e intentando realizar aquellas increíbles técnicas efectuadas por Gokú y sus amigos, al no poder lograrlas pensé en poner todo mi valor y pelear mano a mano contra Brook para así poder liberarme de su abuso. El reloj se movía más lentamente de lo que normalmente lo hacía, ahora estoy seguro de que fue por el hecho de estar mirándolo esperando la hora del receso. El miedo, la angustia y mis ganas de que me dejaran en paz eran los que hacían que se detuviera el tiempo. Dieron las 09:00 a.m., la hora de la batalla; me dirigí a “la cueva” con todo el valor para defenderme, al llegar mire fijamente a los ojos a Brook y le dije “¡Ya déjame en paz! ¡Estoy harto de ti! ¡Si no te alejas de mi te lanzaré un kame hame ha!”. Las risas fueron demasiadas y empezaron a golpearme fuertemente por Brook, para ser un bravucón sabía muy bien que si me golpeaba en la cara todos me preguntarían que me había sucedido y por eso solamente me golpeaba en el cuerpo. A punto de vomitar y llorando como de costumbre comencé a pedir piedad, en ese momento sucedió algo que simplemente parecía sacado de una de mis caricaturas favoritas, Javier, uno de los niños de mi salón, golpeo a Brook en la cara haciéndolo caer inconsciente. ¡Es un milagro! ¡Brook había sido derrotado por un guerrero de cabello oscuro!, en ese momento escuche las palabras más tontas que podían haber sido dichas en esos momentos: “¡Brook déjalo en paz o va a destruir la escuela entera con ese kame hame ha!”. ¡No lo podía creer! De los 39 niños de la clase él era la persona a la que yo consideraba mas lista de todas por su misteriosa actitud al no hablar con muchas personas y guardar silencio. Pensaba que el era una persona como yo, superior a los demás y que piensa que es muy aburrido todo lo que la maestra decía pero la verdadera razón de su silencio es que no entendía ni una palabra de lo que la maestra decía. Butch y James corrieron y le dijeron a la maestra lo que había ocurrido, al parecer ellos eran víctimas de Brook al igual que yo y al ver que estaba en el suelo al fin pudieron decirle todo a la maestra. Brook fue expulsado permanentemente de la institución y jamás volví a saber nada de él. En cuando a Javier y a mí, nos habíamos vuelto amigos después de lo sucedido y nos encontrábamos platicando, el me pregunto sobre cómo es que yo podía hacer un kame hame ha y le expliqué que solo era para asustarlos y que no había funcionado mi plan. El, en vez de reírse, parecía algo triste por escuchar esas palabras, me dijo que su padre era el campeón mundial de Tae Kwon Do en varias divisiones de peso y que su sueño era convertirse en alguien tan fuerte como su papá. Entendí entonces su golpe fue tan fuerte y le pedí que seamos amigos, el aceptó con gusto diciéndome que yo era la persona más inteligente que había conocido y yo le dije que él es la persona más fuerte que había visto y decidimos hacer un trato: Yo le ayudaría en la escuela y él me enseñaría la fuerza de las artes marciales. Termino el día y mi madre llegó a la escuela, la maestra se encontraba hablando con todas las madres de los niños implicados con Brook y pidió una disculpa enorme de parte de la institución, después de muchas horas de muchos gritos mi madre al fin se canso y decidió llevarme a casa pero justo antes de irnos le pedí un favor: “mama, ¿Javier puede venir a nuestra casa a jugar? El es mi mejor amigo”. Mi madre le pidió a la madre de Javier que viniera a nuestra casa para que nosotros jugáramos mientras ellas platicaban y así es como conocí a el mejor amigo que he tenido en toda mi vida, Javier, y una de mis mas grandes pasiones: el Tae Kwon Do.
- "Vida de una persona promedio Capítulo 3: ¿Amor a los 6?":
6 AÑOS DE EDAD
Después del incidente con Brook; Butch, James, Javier y yo nos habíamos convertido en amigos. Todos los recesos íbamos a la cueva y jugábamos a peleas que habían pasado el día anterior en la TV, ¡Que momentos tan felices! De solo recordarlo mis ojos se ponen llorosos de la alegría, ¡en fin!, el primer año de escuela había acabado y al fin me empecé a dar cuenta de lo que realmente hacía en la escuela, la escuela era hecha para estudiar y aprender y no solo para jugar con los amigos que tengo. Mis calificaciones fueron excelentes, 10 en todas las asignaturas en todos los bimestres de todo el año escolar. En mi escuela primaria el año escolar se separaba en 5 bimestres y, al final de estos, se escogía a los alumnos de mejores promedios de cada salón y se les daba un premio que consistía en algunos materiales escolares. Como era de esperarse yo fui el mejor promedio del salón y mi madre estaba tan orgullosa que tenía lágrimas en los ojos, mi padre la abrazaba y mi hermano tenía una cara extraña, parecía molesto por mi logro. Llegamos a la casa y comenzaron las vacaciones de verano. ¡Al fin! Nada de escuela y mucha diversión en compañía de mis nuevos amigos. Eso es lo que pensaba hasta que me entere que todos mis amigos, al igual que yo, se fueron de viaje con sus padres y no los vería hasta el próximo año escolar. Mi familia decidió ir a la playa mas “popular” del mundo en esos momentos, aunque no es una playa realmente, es la famosa isla de Hawái. Preparamos las maletas y nos dirigimos al aeropuerto. Era la primera vez que me subía a un avión y pensaba que, como en mis caricaturas preferidas, habría alguna falla en el avión y yo tendría que pilotearlo para salvar a todos. Lo sé lo sé, es algo totalmente imposible, pero era un solamente un niño de 6 años queriendo ser el héroe de mi familia. Nos subimos al avión que nos llevaría a Hawái y me senté en el asiento que va hacia el pasillo. Al pasar la primera aeromoza le pedí que me diera una bolsita de cacahuates porque pensé que eso era todo lo que tenía a lo que me respondió que no tenia, pero podía darme una enorme paleta. Me distraje con la paleta horas esperando a que el avión se descompusiera y que aquella aeromoza se acercara a pedirme mi ayuda. Al paso de unas horas y al ver que no venían por mi ayuda me vino a la mente la idea de que el piloto y la aeromoza se habían desmayado y que no podrían venir a pedirme mi ayuda así que me pare rápidamente de mi asiento y salí corriendo por el pasillo. Mi madre comenzó a gritar “¡Owen no corras en el avión puedes causar un accidente! ¡Regresa ahora mismo jovencito!” a lo que respondí “¡No puedo mama tengo que salvar el avión!”. Corrí hasta la cabina que por obra del destino se encontraba abierta en ese momento y me acerque rápidamente a el piloto para observar si estaba desmayado. Al verme el piloto se asombró y me preguntó cómo es que había llegado hasta la cabina y le respondí “No temas que tu héroe el hombre más grande del mundo vino a pilotear este vuelo”. El piloto y su copiloto comenzaron a reír diciendo que era muy tierno y llamaron a mi madre para que me recogiera, la cual al verme me dio un gran pellizco en mi brazo, se disculpo con los pilotos y me alzó para llevarme pero justo antes de irme escuché la voz del piloto que decía “espere un momento, de casualidad, ¿usted no es la Dra. Lois de Dios?”, mi madre volteó y respondió “¡Oh! Hace muchos años que nadie me dice doctora, ¿nos conocemos?”. Me sorprendí mucho con lo que sucedía porque mi mundo estaba cambiando drásticamente, mi madre que hasta ese momento era la persona más importante del mundo para mí ya no era solamente mi madre, era una doctora. Me sentí confundido por un momento y celoso de que mi madre no fuera solamente para mí, pero luego pensé que era obvio que mi madre fuera una doctora porque, a final de cuentas, yo era un “gran hombre” y como los comerciales de esa pastilla para la tos decía:”detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer” y esa era mi hermosa mama. Al parecer el piloto del avión fue un paciente de mi madre y gracias a su atención él había podido tener una vida buena y prospera. Como agradecimiento hacia mi madre, el me dejo sentarme en el asiento del copiloto por unos minutos enseñándome qué hacen los cientos de botones de la cabina. Después de unos 40 minutos mi madre volvió a recogerme en la cabina, al llegar le dije emocionado “¡mama ya sé como volar un avión! Vez esos botones, esos botones tienen funciones especificas que sirven para mover los alerones del avión en ángulos determinados por las corrientes de aire que se forman cuando se mueve la presión atmosférica por el paso del avión en el cielo a altas velocidades”. Mi madre quedó sorprendida de todo lo que dije pero el más sorprendido fue el piloto. La verdad no sabía el significado de absolutamente nada de lo que había dicho el piloto, solo lo repetí y guardé en mi memoria por si el piloto se desmayara y, en ese momento, poder salvar a todos de la muerte segura. ¡Valla niñato con imaginación tan desarrollada que era! Volvimos a nuestros asientos y me quedé dormido profundamente, para cuando desperté el avión estaba aterrizando y me emocioné por bajarme de una vez del avión. Sentía mi cuerpo totalmente entumecido y solo quería correr por todos lados. Salimos del aeropuerto y fuimos directo al hotel para dejar nuestras cosas. Mi madre quería dar un vistazo al hotel y yo como todo hombre queriendo protegerla la acompañé por el gigantesco hotel. Era impresionante realmente, tenía de todo, desde cancha de tenis hasta campo de golf y piscina. Al bajar a la recepción el chico que cargaba nuestras mochilas le preguntó a mi madre cual era mi edad y sugirió un programa que estaba siendo implementado en el hotel desde hace muchos años. El hotel estaba especializado en parejas que van de luna de miel, pero había muchas ocasiones en las que venían con hijos y para que ellos puedan disfrutar su estancia se hacían varios eventos y juegos para niños de 6 años en adelante. Me gusto mucho la idea de poder conducir un Go-Kart así que le dije a mi mama que me inscribiera lo más rápido posible. Al día siguiente comenzaron las actividades a las 11 a.m., llegué entusiasmado corriendo rápidamente hacia los encargados y eran tantas mis ganas de ir por los Go-karts que choque con una niña y caímos ambos al suelo, me levante y le pedí disculpas, le ayudé a levantarse y seguí mi camino. En aquél momento no lo noté pero era una niña preciosa de ojos marones y piel blanca como la leche, su cabello largo y castaño era hermoso y su linda nariz era pequeña y espigada. Llegué lo más rápido que pude a donde se encontraban los Go-Karts pero justo antes de subirme me detuvo el consejero de actividades y me llevó a donde se encontraban los demás. La única razón por la que quise estar en las actividades fue por los GO-Karts y no podía subirme a ellos porque la regla era que tenías que tener por lo menos 15 años para poderlos manejar. Me decepcione y perdí todo el interés por estar en ese aburrido lugar, rodeado de personas inferiores y con platicas realmente torpes asé que saqué de mi bolsa izquierda una libreta que tenia y un crayón y me puse a dibujar como usualmente lo hacía cuando algo no me interesaba en lo más mínimo. De repente escuche mi nombre, era el consejero que me decía que era mi turno de jugar, era un juego que consistía en imitar a la persona que se encuentra al lado mío el mayor tiempo posible, volteé a mi derecha y ahí estaba la niña más hermosa que había visto en toda mi vida. En ese momento pensé que era más hermosa incluso que mi mama, se que suena tonto pero así pensaba. Sus ojos marrones hicieron que mi cara se pusiera totalmente roja en un instante y que me costara trabajo hablar con naturalidad así que me quedé en silencio mientras ella me miraba. Pasaron 10 minutos desde que el juego había iniciado y todos se divertían menos yo, estaba demasiado nervioso al estar de frente a aquella hermosa niña, ahora que lo pienso creo que ella estaba realmente incomoda al ver mi cara colorada frente a ella por diez minutos porque sus movimientos eran como los de una persona que intenta cubrirse para que no la miren tan fijamente. Pensé que lo mejor sería perder apropósito el juego para poder irme de ahí ya que me dolían las mejillas demasiado pero justo en ese momento escuché el sonido más hermoso de todos los tiempos, la niña desconocida me sonrió y me dijo “¿Estás bien? Espero no te hallas lastimado hace rato” a lo que respondí “¡Claro que estoy bien, soy todo un hombre! Pero… hace rato yo no te conocía” entonces ella me dijo que habíamos chocado cerca de los GO-Karts hace unas horas. ¿Cómo no me di cuenta antes? Ella era la chica de cabello largo con la que había tropezado hace unos minutos antes. Después me sentí mucho menos presionado y le pregunte su nombre, su edad y donde estudiaba. Su nombre era Gabriela, de 8 años de edad y vivía en “la bella airosa”. De verdad quería seguir hablando con ella pero me distraje y caí al suelo, ella se burlo de mi y festejó su victoria. El consejero se dio cuenta de que había perdido y me llevó a la siguiente actividad. Terminaron las actividades del día y lo único que quería era ver a esa linda niña de nuevo, así que le pedí a mama que me dejara en las actividades por todo el tiempo que duraran las vacaciones. Al día siguiente fui preparado después de un maratón de telenovelas mexicanas y creyendo saber todo lo que se necesita del amor, llegue a la recepción y le pregunte al consejero si Gabriela había llegado pero tuve muy mala suerte, Gabriela ya no estaba en el hotel. Al saber esto me deprimí mucho y no quise seguir con las actividades, me la pase todas las vacaciones en el área de videojuegos del hotel hasta el día que debíamos volver a la casa. Era de nuevo septiembre e iniciaba un nuevo curso escolar, me puse mi uniforme y me llevaron a la escuela para el nuevo curso. Moría de ganas por ver a mis amigos e inventarles que la niña que había conocido la cual a mi parecer era la más bonita de todas había pasado las vacaciones conmigo como mi primera novia. Corrí a “la cueva” para encontrar a mis amigos y no se encontraba ninguno, fui a la cooperativa y tampoco había nadie así que me dirigí a las canchas de basquetbol, de camino a las canchas me encontré a Javier que estaba en las puertas de los baños y al verlo fui corriendo hacia él para contarle sobre Gabriela, lo salude y empecé a contarle sobre aquella lindura pero él me interrumpió diciendo “¡Yo tengo una prima que se llama Gabriela! Desde hoy estará en nuestro salón de clases. Está en el baño y la estoy esperando”. En mi mente le rogaba a dios porque su prima fuera la Gabriela de la que me había enamorado en Hawái y del baño salió una niña regordeta, alta y de ojos azules, me acerque a saludarla para ser amable y le dije “bienvenida a la escuela Gabriela, soy Owen” y la niña me respondió “Yo no soy Gabriela, me llamo Jazmín” y desde atrás de ella escuche esa linda voz, la misma que había escuchado ese mágico día en Hawái “¿Owen? Yo conocí a un Owen en Hawái”. Volteé rápidamente y ¡ahí estaba ella! La niña más hermosa del mundo. Mi cara se sonrojo de golpe y ella me abrazó, me pidió disculpas por no despedirse y me dijo que le daba mucho gusto estar en el mismo salón que yo y que su primo Javier. Javier no paraba de reírse al ver mi cara totalmente roja y empezó a cantar la típica canción infantil: “Owen y Gaby sentados en un árbol BE-SAN-DO-SE”. Así fue como conocí a la que sería el amor de mi vida. Gabriela Mejía Hernández.
- "Vida de una persona promedio Capítulo 4: Mediocre, ¿Yo?":
Gabriela había salido del baño y por una razón que no entiendo me estaba abrazando, eso solo motivaba más a Javier para continuar con su canción y cada vez me ponía más y más rojo. Alejé a Gabriela de mi y le grite “¡¿Por qué me abrazas?!” y ella me respondió “es que no conozco a nadie en esta escuela y me aburre demasiado el tonto de mi primo, además te vez lindo cuando tu cara esta roja”. Como te imaginaras moría de la pena pero a la vez estaba muy feliz de que me haya abrazado. Los primeros días que Gabriela estuvo en la escuela pasábamos todo el día juntos y los niños del salón pensaban que era mi novia, ojala hubiera sido mi novia pero no, solamente era una niña queriendo platicar; pasaron unas semanas y Gabriela se separo de mi y comenzó a juntarse con las niñas del salón de clases y así, de la nada, toda mi felicidad y el tiempo que pasábamos juntos se esfumó, no fue algo tan importante, solamente era amor de niños así que rápido se me olvidó, Mi madre se comenzaba a preocupar por la gran cantidad de horas que me la pasaba enfrente del televisor, pensaba que me convertiría en un otaku, cuando tuve la suficiente edad para saber eso es cuando me di cuenta que desde niño he sido un otaku, en fin esa es otra historia. La preocupación de mi madre aumentó día con día llegando al punto de obligarme a practicar algún deporte, la verdad solamente quería seguir viendo mis caricaturas y deje que ella se encargara de decidir a cuál deporte debería unirme. Al día siguiente cuando regresé de la escuela me sorprendí demasiado al ver encima de mi cama un uniforme nuevo de Tae Kwon Do. Como antes mencione, mi madre invito a la madre de Javier a la casa cuando sucedió el incidente de Brook y con el paso del tiempo se habían vuelto muy unidas, en una de sus platicas mi madre mencionó que tenía miedo de que me volviera un otaku o un ente, así que la madre de Javier le propuso que yo entrara a Tae Kwon Do, de ese modo mataría dos pájaros de un tiro, uno sería alejarme del televisor y el segundo sería que aprendiera a defenderme para que lo ocurrido con Brook jamás se repitiera. ¡Al ver el traje me fascino! Fui corriendo donde mi madre con el traje puesto y con la cara de felicidad más grande que tenía y le agradecí el que me lo haya comprado, pensé que era solo un disfraz para cuando vea televisión pero en vez de eso me encontraba sentado en un tatami junto a otros niños un poco mayores que yo. Me sentí realmente nervioso pero todos mis nervios se disiparon al escuchar la voz de mi amigo Javier. El tenía 8 años en aquél entonces, pero a su corta edad él era cinta roja de Tae Kwon Do. Se sentó a mi lado por unos momentos a enseñarme cómo debía estirarme, después me explicó que el orden en Tae Kwon Do va de los números 1 al 8 y que va de la cinta de mayor rango a la de menor rango, así el estaba en la primera fila en el numero 5 y yo me encontraba en la 18ava fila en el lugar 8. Debo admitir que al ver la diferencia entre uno y otro sentí demasiada envidia y me dispuse a demostrarles a todos lo genial que soy. Empezó el entrenamiento con calentamiento básico y algunas flexiones, lagartijas y agachadillas; mi cara de aburrimiento rápidamente se convirtió en cara de concentración absoluta para no perder el ritmo que todos los demás niños ya tenían, luego se separaron en grupos dependiendo del rango de la cinta con tutores especializados en cada rango posible. Por si no lo sabías, pequeño bisnieto, el Tae Kwon Do está dividido en 6 colores de cinta: blanca, amarilla, verde, azul, roja y negra, y cada una de las cintas del color blanco al color rojo se dividían en dos categorías, alta y baja. Otra forma de decirlo es por los denominados Kups (así se le llama a los niveles del Tae Kwon Do), siendo el 10mo Kup la cinta blanca baja y el 1er Kup la cinta roja alta. Ahí me encontraba, entre 9 alumnos nuevos en la academia y nos tocó ser entrenados en la disciplina por el maestro Enrique Peña. El maestro era un Tae Kwon Do In de altísimo nivel que en su juventud ganó 5 veces seguidas el campeonato mundial de Tae Kwon Do y 2 veces campeón de las olimpiadas. Nos enseñaron las defensas básicas del Tae Kwon Do, la defensa baja y la defensa alta. La verdad es que parecen poses de baile pero son realmente útiles si las aplicas con la velocidad y precisión correctas. La clase fue agotadora pero muy divertida y los nuevos alumnos nos sentamos a ver el entrenamiento de los avanzados, se le decía “avanzados” a los alumnos que tenían el rango de cinta azul en adelante. No podía dar crédito a lo que mis ojos veían, Javier, quien era de mi misma estatura a pesar de ser 2 años mayor, estaba pateando en repetidas ocasiones a un joven de aproximadamente 17 años de edad, y no solo eso, ¡el joven no podía ni tocarlo!, por un momento pensé que Javier era un robot y me asusté, pero luego recordé que su padre era el campeón de la disciplina y pensé que era algo natural. Después de 14 puntos, la pelea terminó, cuando un Tae Kwon Do In supera a su oponente por 14 puntos la pelea termina, corrí hacia donde estaba Javier pero me acerque cuando el aun estaba en el tatami y me pateo en la cara con todas sus fuerzas. Para mi sorpresa y la de todos, pude detener la patada gracias a estar repitiendo la defensa alta por 2 horas seguidas. Javier se asustó y pidió disculpas, al parecer cuando Javier entra al tatami deja de ser humano y se vuelve una bestia sin control. Quede tan impresionado por la habilidad de Javier que me la pasé despierto toda la noche recordando cada uno de los movimientos una y otra vez en mi cabeza. Había encontrado algo que realmente amaba y en lo que quería ser el mejor. Las siguientes semanas estuvieron llenas de pláticas entre Javier y yo sobre Tae Kwon Do todo el día en la escuela, en la tarde entrenamientos en la academia del padre de Javier y repeticiones una y otra vez en mi cuarto. Cada 3 meses en la “ciudad blanca” se realizaban exámenes de grado para subir de Kup y obtener la siguiente cinta de ser el caso, mi primer examen había llegado y me sentía preparado. Dijeron mi nombre y pase con mucho entusiasmo al tatami para demostrar mis nuevas habilidades, pero alguien había sudado el tatami y al subir corriendo me resbale y fui el hazme reír de todos en el examen pero eso no me detuvo, me levante rápidamente y me puse en charyot (atención) y comencé mi examen. Después de entregar todo mi esfuerzo regrese a mi lugar y esperé los resultados. Adivina qué es lo que sucedió, increíblemente fui el único en reprobar el examen. No me cabía en la mente haber sido el único que no había podido aprobar el examen, así que fui con mi mama y ver cómo hice mi examen en la videograbadora. Era verdad que no merecía aprobar el examen, era pésimo para el Tae Kwon Do, mis defensas estaban a malas alturas, mis posiciones eran muy abiertas, mis patadas básicas tenían además de la mala postura muy poca estabilidad, en resumen, daba asco. Javier se acercó a mi diciéndome el clásico “No te preocupes, todos fallan alguna vez así que ponle ganas y sigue practicando”. No voy a mentir, quería dimitir del Tae Kwon Do y lo hice. Después de haber reprobado el examen me alejé de Javier y comencé a juntarme más con Butch y James, llegando al punto de ignorarlo y burlarme de él diciéndole cosas como “tonto” y “retrasado”. El jamás contesto a ninguna de estas provocaciones porque a final de cuentas el me consideraba su mejor amigo y yo me había olvidado de que él era mi mejor amigo por los grandes celos que sentía. Un día estando en el salón de clases la maestra salió del salón de clases y Javier se me acercó preguntándome cómo se hacía la tarea de matemáticas y yo le respondí “no es mi culpa que seas tan tonto que no lo entiendes”. Todo el salón empezó a reír cuando, desde la parte trasera del salón, escuche una voz que decía “al menos el no es un mediocre”. Sí, era la única persona en todo el salón que podía hacerme entrar en razón: Gabriela. Gabriela continuó su discurso, “el no se rinde cuando las cosas se ponen difíciles, aunque no entienda las clases de matemáticas él se esfuerza por entender, se esfuerza por aprender y no se da por vencido”, yo le respondí con enojo “solo lo defiendes porque es tu primo” y ella dijo las palabras más dolorosas que había escuchado, “no lo defiendo porque es mi primo, lo defiendo porque entre tú y él, el es mejor persona que tu”. Y con esas palabras dichas, se acerco a Javier ofreciéndole su ayuda en matemáticas, lo tomo de la mano y lo llevó a su pupitre. De todas las palabras que me dijo la única que no entendí fue la de “mediocre”, así que fui por un diccionario en la parte trasera del salón y la busque, al encontrarla me sentí como un idiota por haber tratado de esa manera a mi mejor amigo. La definición que encontré fue la siguiente: persona que no tiene ninguna capacidad para una actividad y que se conforma con eso. Reaccioné después de esto y me dirigí a la parte trasera del salón para pedirle disculpas a Javier y a Gabriela, Javier me abrazó y me dijo que no importaba, que él entendía el sufrimiento de intentar con todas tus fuerzas algo y al final fracasar, me di cuenta de que Javier era como en la escuela como yo lo era en el Tae Kwon Do. Él acepto mi disculpa, pero Gabriela no, ella me dijo “no puedo perdonarte porque no me has hecho ningún daño, lo que sí puedo decirte es que me decepcionaste, yo creía que tú eras un niño diferente, que era agradable con todos y no hacía diferencias de uno y otro, tú me gustabas, pero ahora, siento que no quiero tenerte cerca nunca más”. Para tener 8 años de edad Gabriela tenía una buena comprensión de lo que es el mundo y de cómo eran las cosas realmente, de cómo deberían ser las personas y de cómo se sienten los demás. Gabriela no volvió a hablarme por los siguientes dos años de primaria. Ese día invité a Javier a mi casa y le pedí por favor que me enseñara a colocar bien mi cuerpo y a hacer mejor mis formas (así se le dice en Tae Kwon Do a lo equivalente a las catas de Karate). Los próximos 3 meses entrené duramente para poder pasar el examen y al final lo logré y con un bono extra. Mis formas básicas eran tan buenas que me promovieron de 10mo Kup a 8vo Kup. Me convertí en cinta amarilla.
| |
|