Iré publicando trocito a trocito mi historia ya que es un poco larga, espero que os guste.
Capitulo 1
Showdown se adentró en el pesado ambiente del concurrido bar soltando una maldición, él no era un tipo amistoso, valoraba el espacio personal, que el consideraba tres metros a su alrededor, y muy pocas personas estaban autorizadas a cruzar la linea que había trazado hacía tanto tiempo, por eso no le gustaban esos sitios. La marea de gente se agolpaba cerca del escenario donde estaban instalando el equipo para el siguiente grupo invitado, en pleno agosto parecía que las chicas concursaban a cual enseñaba más piel y los hombres no perdían la oportunidad de palpar carne.
Se acercó a la barra y se pidió un güisqui doble sin hielo para calmar las ganas de salir corriendo y se forzó a inspeccionar la sala. Los dos guitarristas habían subido ya al escenario junto con el batería, el bajo y, sorprendentemente, un pianista. Barias chicas estaban gritándoles desde el publico y todos reían sobre todo por el éxtasis que la mayoría de ellos había agregado a sus bebidas creando un coctel molotov para el cuerpo que los mantenía despiertos y ajenos a todo durante toda la noche. También detectó un camello vendiendo heroína en un rincón oscuro cerca de la salida de incendios y una chica rubia despampanante entrando, unas curvas que invitaban a ser tocadas enfundadas en una pequeña falda vaquera que apena tapaba lo esencial y un top sin mangas que dejaba ver sus abundantes pechos a la perfección. Esa habría sido la chica que habría seducido esa noche si no estuviera de misión.
No tenía problemas con las chicas, sabía que era hermoso y lo utilizaba en su favor, no hermoso del tipo delicado sino de una belleza brutal que podía hipnotizar a cualquier mujer ya fuera con palabras tranquilizadoras o con un rudo galanteo. Pensándolo mejor, aquella noche estaba casi seguro de que no atacarían, y si lo hacían no tenía problema en dejar un momento de lado a la mujer y después volver a colarse entre sus piernas.
Pagó al camarero con un billete demasiado alto y no esperó la vuelta, se bebió de un trago el contenido de su baso y se acercó colándose entre las personas que no habían captado su aura mortal y se habían apartado de su camino. Su punto de mira ojeó a su alrededor y quedó su lasciva mirada sobre él, lo evaluó parando en su rolex y su ropa cara, pareció gustarle porque sonrió invitadoramente. Se puso a su altura con dos pasos más de sus largas piernas y la miró desde arriba dejando traslucir en la mirada todo lo que le quería hacer. Ella meneó sus curvas para él cuando se disponía ponerle una de sus grandes manos encima apareció otra chica.
Para su sorpresa ella no iba provocando, su falda con vuelo llegaba hasta justo por debajo de las rodillas, su blusa desmangada no tenía a penas escote y el que tenía estaba tapado por las solapas de esta. Era pequeña, su cabeza quedaba justo en su esternón, su cabello castaño claro estaba recogido en un práctico moño y su cara en forma de corazón poseía unos labios llenos, una nariz resultona y unas grandes gafas que no le dejaron ver nada más de su blanca y tersa piel. En contraste con la rubia explosiva esta parecía una hermana de la caridad, iba a echarla a un lado de malas maneras cuando esta habló.
Bella por dios, ¿donde te habías metido? Ya casi es la hora de empezar- su voz no subía de tono aun estando enfadada, o estaba subida de tono y no lo parecía ya que no lo habría escuchado entre el estruendo de la gente si no fuera por su magnifico oído. Era casi como si las palabras danzaran en su boca, como si cantara en vez de hablar, una danza de palabras entre sus labios que hizo que su cuerpo se relajara casi al instante.
Solo llego cinto minutos tarde- se defendió la rubia que debía llamarse Bella, su voz era hermosa también, pero no tenía esa capacidad hipnotizante que lo había dejado con la boca abierta, literalmente.