Logia oscura

—Esto cada vez es más aburrido.

Aunque no lo dijo, Algua debió concordar con su hermano. Desde su lugar tras el arbusto contemplaban ambos a un par de cuerpos, femenino y masculino, copulando sobre el espacio que alguien había escogido como eterno descanso. Una tercera persona, de capa y túnica negra bordada con una cruz invertida en el pecho, recitaba palabras extrañas con los brazos abiertos a modo de receptor para fuerzas superiores. Los hermanos habían oído de sus planes satánicos en una tienda de artículos góticos y los siguieron hasta ese cementerio llevados por la curiosidad. Pero para su decepción, aquel trío parecía ser de esos satánicos con mucha ceremonia y poco significado.

—El sacerdote parece divertirse —señaló Algua—. Ahora mismo tiene una erección bajo la ropa.

Thor lo sabía. Ambos podían sentir la excitación del hombre bailando insinuante en sus mentes, gracias a su habilidad empática, si bien no les costaba mucho rechazar su influencia. El tedio ayudaba algo.

—Tanto hablar de invocar al demonio y profanar tumbas —dijo Thor con un dejo de irritación y desdén—. Durante los tres días que los hemos seguido lo único que han hecho ha sido follar sobre ellas.

—Otros dirían que eso es profanar.

—Pero yo esperaba que sacaran los cadáveres y los invitaran a una orgía. Ya sabes, algo de verdad interesante de ver.

Algua esbozó una mueca. Ella en efecto había pensado en una orgía y en que quizá vería algún sacrificio, pero no en eso.

—Eres asqueroso.

Thor se encogió de hombros, sacó el celular para revisar la hora y se irguió. Debido a la distancia, la oscuridad y porque estaban demasiado ocupados, el trío ni siquiera lo notó.

—Vamonos de aquí. La policía no tardará en llegar.

Y diciendo esto comenzó a alejarse, siendo rápidamente alcanzado por una sorprendida Algua.

—¿Llamaste a la policía?

—Claro —respondió Thor como si fuera evidente y le dirigió una sonrisa de medio lado—.Tú bien sabes que soy un ciudadano preocupado por el estado de los lugares públicos.

—Además no soportas que te echaran a perder la orgía de muertos —agregó Algua conociendo el carácter caprichoso de su hermano, torciendo de nuevo los labios porque, en serio, ¿a quién le puede interesar follar con cadáveres?

—Es su culpa por darse aires engañosos —adujo Thor traspasando la reja de entrada, cuyo candado y cadena yacían olvidados en el suelo luego de que los forzaran los satánicos.

Los recogió ante la mirada desconcertada de Algua, rodeó dos barras de hierro con la cadena y el candado produjo un pequeño crujido al cerrarse de nuevo. Tiró de la puerta para comprobar que no se abriría y no lo hizo. Así, realizada su venganza por la estafa cometida, se alejó con semblante satisfecho.

Algua sonrió meneando la cabeza negativamente mientras lo seguía.

Allá, a lo lejos, las sirenas se acercaban.