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| EDIT: Simplemente magia | |
| | Autor | Mensaje |
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Luzbelita
Cantidad de envíos : 28 Edad : 31 Fecha de inscripción : 12/10/2008
| Tema: EDIT: Simplemente magia Vie Feb 13, 2009 7:37 pm | |
| EDIT: He releido el escrito y visto muchísimos errores. Así que decidí editar el topic, pero también aclarar que lo he echo. Gracias Acabo de terminar de escribirlo y ni siquiera sé qué pensar de él. Empecé a escribirlo sin saber cómo iba a terminar y hasta que no puse el punto final no sabía que iba a terminar ahí. Lo releí y creo que está bien, pero ni siquiera yo sé qué decir de él. Y quería que me digan qué tal es parece. Cuando lo leí me acordé a Marauders!crack (no porque sea tan bueno el escrito ni yo tan buena como Irati xD) si no por algunas cosas y si ustedes las ven y no soy la única, puedo decir que lo terminé de escribir después de haber leido su fic. No quiero parecer como copiadora de estilos o algo así. Por eso lo aclaro xD - Spoiler:
Hoy llegará tarde al trabajo, está segura. Se repite una y otra vez lo estúpida que puede llegar a ser de romper por tercera vez en un despertador en una semana. No puede vivir comprando despertadores, ya bastantes deudas tiene como para tener que gastar en algo tan estúpido como aquel aparato.
El tren está lleno. Hoy definitivamente no es su día porque cuando el tren llega y las puertas se abren lo han echo en el vagón de las bicicletas y no tiene más remedio que entrar allí. Y ahora está con una rueda clavada en su espalda, un manubrio en su cabeza y escuchando a una mujer que se queja que la están golpeando ¿No le da la cabeza como para ver donde está a esa mujer? Parece que no, porque los 20 minutos que dura el viaje tiene que escuchar su molesta voz que no se calla ni un momento.
Hay que ser tarada.
Una vez fuera del tren sale disparada para llegar a la parada del colectivo lo más rápido posible. Todavía se insulta mentalmente por buscarse un trabajo tan lejos. El boleto no es lo que uno llame barato y las monedas escasean, así que viajar en colectivo se vuelve una tortura. Y más cuando éste está tan lleno que no se puede ni moverse y lo único que respira es transpiración ajena (asquerosa transpiración ajena) y cuchicheos molestos que no se detienen ni un momento
¿Cómo la gente tiene ganas de hablar a las seis de la mañana?
Una señora se levanta del asiento y está tan cerca de ella que estira su cuerpo y ya habrá puesto las manos en él y nadie podrá sentarse. Es fácil, y se ahorrará una hora de viaje parada. Se estira lo más que puede (porque el niño de al lado no deja de moverse y tiene que esquivar sus golpes) y cuando ya está por llegar alguien aparece de la nada (jura que es de la nada. Porque no lo ha visto y el aburrimiento de un colectivo hace que comience a ver a todos los que están en él. Algunas caras ya conocidas, otras no. Pero él no estaba en su escaneo rutinario) y se sienta en su asiento en un segundo.
Su boca se abre, está descolocada y aún tiene la mano suspendida en el aire. Su mente se queda en blanco. No sabe de dónde ha salido, no sabe cómo hizo para llegar tan rápido al asiento y no sabe por qué la mira con esa sonrisa en el rostro.
¿Se está riendo de ella?
Recibe un golpe en el costado de la frente. Es fuerte, demasiado fuerte. Exclama un auch mientras lleva sus manos a la cara para tocarse la herida. Puede escuchar la risa de un bebé cerca suyo. Gira el rostro para verlo y el niño la mira mientras se ríe, haciendo que la saliva salga de su boca. Entrecierra los ojos bebé de mierda mientras piensa la mejor manera de no clavar sus uñas en su suave piel es un niño, no lo hizo al propósito. No sabe qué odia más, si al bebé por patearla, la madre por no decir nada o al desconocido que está sentado y se ríe sin disimulación.
De pronto está en un circo y ella es la estrella principal, genial.
nunca le han gustado los circos.
El colectivo frena de golpe y tiene que estirar las manos para agarrarse y no caer de bruces al piso lo que le faltaba una señora empieza a gritarle al colectivero que la ignora deliberadamente. Esa mujer siempre se enoja con los colectiveros. Sube religiosamente en éste dos paradas después de la suya y no pasa ni una oportunidad para insultar al hombre que conduce. Lo hace como si fuera la primera vez que ve a alguien haciendo algo así. La primera vez fue interesante, la segunda extraño, ya a la tercera demasiado irritante.
Se gira para volver a mirar al hombre. Frunce aún más el ceño (si eso es posible) y le dedica su mejor mirada de odio. De aquellas que escupen veneno y odio, de aquellas que te obligan a dejar de mirarlas porque de pronto te sientes incómodo, intimidado y nervioso. Cuando hace eso, puede sentir su cuerpo temblar por dentro como si se estuviera quemando, como si aquello que aparece dentro suyo fuera demasiado grande para controlar.
Pero él la mira con tranquilidad, con paz excesiva paz y no hace nada. No parece intimidado, nervioso ni nada. La mira como si fueran amigos de toda la vida. La descoloca, de pronto todo el odio de los ojos desaparece dando paso a la incredulidad. Pero su ceño no se relaja, porque lo que sea que ese hombre pálido, con mirada tranquila y con demasiada paz está queriendo hacer con ella no podrá. No, señor.
De pronto separa su vista de la de ella gané y se levanta del asiento, dirigiéndose a la puerta. No la mira, pasa de ella deliberadamente como si no hubiera estado viéndola durando la última hora. Qué hombre más raro aprovecha que se va para mirar por dónde está. Se horroriza al notar que esa es su parada. Empieza a los empujones porque no sabe si alguien ya tocó el timbre para bajar y lo que le falta es pasarse la parada. Cuando llega a la puerta, mira a su lado y pregunta ¿tocó timbre? Con una falsa amabilidad. El aludido se gira a ella y le contesta Sí, ésta es mi parada y se queda mirándola.
Es el mismo chico que estaba sentado allí. Su voz es igual que su aspecto. Es baja, gruesa pero no tanto y habla con calma. Deletrea ese sí con exagerada paciencia. Por un momento vuelve el hablar en un arte y se encuentra con ganas de escucharlo decir algo más. Nunca ha escuchado nadie hablar así, de esa manera tan balsámica y especial.
Las puertas se abren y la gente comienza a bajar, entre la gente incluido él. Se apresura a bajar los tres escalones que la separan del piso para no perderlo de vista, temiendo que desaparezca en un minuto, que desaparezca tan rápido como ha aparecido. No se da cuenta de que está conteniendo la respiración hasta que larga todo ese aire contenido al verlo parado frente a ella, como si estuviera esperando algo.
Lo mira con intensidad, pero se le hace tarde para el trabajo y comienza a caminar hacia la heladería con pasos rápidos, porque no sabe caminar de otra manera. El viento es gélido, le congela la cara y siente como si el cortante viento frío traspasara su grueso abrigo y le produciera dolor. Como si muchas agujas se clavaran en su piel al mismo tiempo. Lleva las manos dentro del bolsillo porque no tiene guantes ya que (paradójicamente) le dan más frío que tenerlos expuestos a aquel clima y hace que transpiren sus manos y detesta sentir la transpiración, la hace sentirse sucia.
A su lado alguien canta, canta Love me do con voz muy baja y si no lo tuviera tan cerca ni siquiera podría escucharlo. En verdad le resulta extraño sentirlo tan cerca. Las calles son grandes y no hay tanta gente como para que estén tan juntos. Se gira con cuidado y lo vuelve a ver Somebody to love, somedody new. Esta vez su perfil le deja ver una nariz demasiado pequeña para una cara como la suya, es tan blanco que podría ser confundido con un muerto pero esa extraña blancura está manchada con pequeñas pecas alrededor de la nariz Love, love me do no son muchas pero las suficientes para romper con su máscara de porcelana. Sus ojos son claros (o eso parecen) pero no puede distinguir el color.
La música llega a sus oídos y antes de que se de cuenta los dos están cantando You know I love you I’ll be always true en plena calle corrientes como si fuera algo normal. Como si se cruzase todos los días con un desconocido que le produce una sensación de cosquilleo por una extraña razón. Como si fuera normal que cantarán de aquella manera, porque eso no es sólo cantar lo que ellos hacen es magia en un momento mágico.
Y unos años más tarde dirá que ese es, sin duda, de esos momentos que marcan un antes y después. Un momento que recordará el resto de su vida, será de esos recuerdos que cuando los demás ya estén olvidados brille en todo su esplendor. Será el olor a Buenos Aires, a lunes por la mañana, será el olor de la basura que es arrastrado por el viento logrando llegar a sus fosas nasales con más fuerza de la necesaria. Serán los murmullos de la gente, sus gritos. Serán Los Beatles los que quedarán para siempre en su memoria, cuando los demás se apaguen. Será el recuerdo que con más claridad se vea cuando esté muriendo y su vida pase como un relámpago por su mente, será un relámpago que se detenga un segundo más en aquel momento. Será un momento digno de recordar.
Porque no dicen nada más. No arruinan el momento con preguntas que no hacen faltas ser dichas ni ser respondidas. No detendrán la música, la energía, la magia con cosas cotidianas que no valen la pena (o no lo valen en ese momento)
Las cuatro cuadras se vuelven cortas (demasiado cortas) y se detiene delante de la heladería mirándola como si ahora le tocara su parte del trato, como si ahora tuviera que desaparecer y así ella tendría que caminar muchas cuadras junto a él. Pero no, la heladería sigue ahí y aunque la mire con odio lo seguirá estando. Gira su cabeza para mirarlo directamente y sus ojos miel chocan contra sus chocolate y no pasa nada mágico (o nada más mágico, mejor dicho). Espera que el tiempo, al igual que su corazón, se detengan, que el mundo deje de girar y todo lo que existan sean ellos dos. Sólo que eso no pasa y lo único que él hace es sonreírle con timidez, como si se hubiera dado cuenta de lo inverosímil de lo ocurrido y se avergonzara (aunque sabe que no es así. Porque su sonrisa dice algo que sus ojos no, y no saben los que éstos dicen, pero no puede ser arrepentimiento porque ningunos ojos pueden brillar así de arrepentimiento)
Abre la boca para decir algo, no sabe qué, pero algo. Siente la magia desaparecer, siente la timidez y vergüenza apoderarse de ella al imaginar el estado de su cara ahora (confusión + paz + boca abierta) y espera que se ría, que se ría de ella y se de media vuelta y se marche. Pero él no lo hace, él sigue mirándola de esa manera y estira su mano. Por un momento siente la desilusión apoderarse de ella un apretón de manos. Espera que al estrechar su mano con la suya sienta un papel que tenga un número, dirección, cualquier cosa. Pero lo único que siente es su caliente piel sobre su fría mano. Siente la calidez que expande ésta y ve como su mano parece perderse en la de él (que es demasiado grande)
Entra al lugar sin decir nada. La cabeza le da vueltas, no sabe qué pensar, qué sentir. No sabe nada. Pero lo que sea que pasó, ya queda atrás porque ahora está en el trabajo así que debe poner manos a la obra y olvidar lo que acaba de pasar. Pero es difícil hacerlo, es difícil porque aún siente la magia en su cuerpo. Siente que le cosquillea la punta de los dedos y la deja inestable al llegar al estómago. Porque los Beatles tienen otro significado ahora y no puede dejar de cantarlos (aunque en verdad siempre los ha cantado. Porque algunos creen en Dios, ella cree en ellos), sólo que esta vez es diferente porque ella está diferente. Es como si el pecho se agrandara y dejara entrar sensaciones que no existían o fueron enterradas. Es como abrir una puerta secreta que se dirige donde no debe. Donde queda grabado a fuego. Pero ya está semiabierta y por primera vez desea que se abra por completo.
Su vida no ha tenido emoción desde hace años. A ella nunca nadie le cae bien, siempre todos tienen algo que no le gusta y ella no habla, ella gruñe. Gruñe como un perro al cual le han hecho algo terrible, no se deja acariciar por nadie. Nunca. Está sola en una ciudad demasiado grande y a los veintiún años lo único que espera es trabajar lo suficiente como para dejar de hacerlo. No es que todos le cayeran mal, no. En verdad a veces cree que cierta persona es simpática y esto, pero no puede acercárseles y por eso decide criticarlos. Hay algo que se lo impide, algo que no la deja hacer contacto con los demás y la aleja de la sociedad. Es algo que lleva consigo desde hace tiempo pero que no puede salir a la superficie. No puede desaparecer y dejarla a ella sola (también puede ser que tampoco quiere que la deje. Lleva tiempo acostumbrarse pero se logra y que eso la abandone sólo significará una cosa: una Judith nueva y no todo lo nuevo es bueno)
Siempre ha querido tirarse de un salto bounji, siempre ha querido mojarse bajo la lluvia y sobre todo, siempre ha querido sentirse libre. Pero no puede, no puede adentrarse a la lluvia, no puede sentir el agua cayendo sobre su cara y su cuerpo. No puede salir de su casa ese día y no sabe por qué, porque la ha estado esperando, la ha estado esperando desde la última vez que apareció. Se dice a sí misma esta vez lo haré se jura que esa vez será diferente. Pero nunca lo es, porque llega, preguntando por ella. Aparece tenue, con un suave rocío que hasta puede no sentir. Al ver que no responde comienza con la llovizna, tan suave y delicada que parece que desaparecerá en ese momento, pero ella no aparece para hacerle compañía, ella le escapa como un pez escapa a la gaviota y ella se enoja, sí que se enoja. Sus truenos claman porque la busque, le dice que ha venido a buscarla sólo a ella y que se irá si no viene.
Y siempre cumple y antes de que se de cuenta ha desaparecido y lo único que queda de recuerdo de su acto es el olor a tierra mojado, ese olor que tanto ama pero que le recuerda que no ha sido capaz, que otra vez algo la detuvo. La tormenta no quiere que la olvide, no deja que olvide lo pasado y se lo recuerda con ese olor que parece seguirla, que parece atormentarla. Puede ser estúpido pensarlo de esa manera, pero ella cree en todo eso. Cree que la luna llena tiene un poder especial en todos. Que son esas noches en las que el sueño es intranquilo y hasta a veces el insomnio te ataca, es cuando los animales se vuelven primitivos y no pueden quedarse quietos. Es cuando uno piensa más de la cuenta pero es imposible no hacerlo. Le gusta esas noches estar en la terraza de su casa, le gusta acostarse en el frío piso y mirarla en todo su esplendor. Mirar como cambia a las nubes que se atreven a pasar a su lado y ver el color que la rodea a ella, un color que sólo puede ver ese día.
Y ese día siente la magia en su ser y eso es raro y especial (no sabe cuál de las dos sensaciones es más fuerte), pero está ahí y aunque no sabe por cuánto tiempo lo único que hace es disfrutarla, porque puede irse para no volver.
Última edición por Luzbelita el Vie Feb 27, 2009 9:17 pm, editado 6 veces | |
| | | Luzbelita
Cantidad de envíos : 28 Edad : 31 Fecha de inscripción : 12/10/2008
| Tema: Re: EDIT: Simplemente magia Vie Feb 13, 2009 7:38 pm | |
| No me alcanzo en uno solo. Sigue acá - Spoiler:
Lo busca en el colectivo al otro día. No sabe en qué parada sube así que por primera vez en años se queda delante de todo para poder ver la gente que sube. Su corazón bombea sangre demasiado rápido, su cabeza no deja de especular posibles encuentros y de vez en cuando se cuela la negatividad sobre ella diciéndole que no vendrá. Lo que impide pensar es sobre lo estúpida que puede ser estando esperando a un desconocido que seguramente no aparecerá. Y si aparece, es normal porque tal vez trabaja por ahí. Totalmente normal ¿no? Lo normal no es que esté golpeando el piso con los pies esperándolo, lo normal no es que cada vez que se abran las puertas los ojos se le vayan allí con desesperación para ver quién sube.
No, no es normal pero es real y si pudiera se clavaría un destornillador en el estómago... Pero eso impediría que lo viera de nuevo. Si piensa matarse, será después de verlo y ver que él la ignora. Sí, ésa idea es mejor.
Está a diez minutos de llegar y no lo ve. No ha aparecido ni lo hará. Siente como si la hubieran dejado plantada en una cita inexistente, siente un peso en su estómago que sabe no se irá con facilidad. Es como que toda esa magia que sentía hubiera sido suplantada por una tristeza acaparadora, que empieza como una molestia en el pecho y termina inundándola, recorriendo todo su cuerpo sin dejar ningún lugar y después de haber cumplido su cometido se acumula todo en su garganta, ahí donde en vez de tragar saliva traga dolor. Hoy todo le parece insultantemente normal, demoledoramente rutinario. Hoy no va a ver Beatles, no va a ver sensaciones nuevas ni se sentirá volando 3 cm del suelo. No, hoy siente estar tres metros bajo tierra, siente que ha estado volando sin permiso alguno y ahora tiene que descender de la peor manera. Siente tantas cosas que no puede explicar, pero una de ellas se hace paso entre todas, quiere hacerse notar, demostrar que puede gobernar y destruirla si lo desea. Y lo hace, porque la desilusión vuelve amarga la saliva, vuelve toxico el aire y dolorosos los latidos.
Cuando llega su parada aún espera verlo, espera ver su pequeña nariz y su cabello castaño muy claro. Espera verlo, pero no aparece y el peso en el pecho se vuelve tan grande que no sabe como el colectivo puede soportarla cuando ella se siente tan pesada, siente que sus movimientos son lentos, pesados y tortuosamente iguales a los otros. Siente que vuelve a ser ella pero en peor manera, lo siente y nada de lo que haga lo evitará. Ha vuelto a la realidad de un golpe seco y demoledor, ha vuelto a ser ella pero es peor porque esta vez no quiere serlo, quiere ser la misma chica que ayer que parecía tan llena de vida y esperanza. Quiere volver a lo anterior antes de que olvide aquella sensación y lo que en su momento fue especial se vuelva un simple recuerdo que no puede recordar. Quiere eso más que nada en el mundo.
Pero lo ve, lo ve parado en la vereda como si esperara a alguien, como si la esperara a ella y su corazón da un vuelco de ciento ochenta grados, se detiene y comienza a correr un maratón dentro de ella. Y todo eso lo hace en el trayecto de los tres escalones y veinte centímetros que los separan. Se le para en frente y sus ojos se clavan en los suyos que tienen la misma calma que recuerda, tenía ayer. Pero esta vez es distinto, porque el brillo que ayer no pudo distinguir es más fuerte y se acentúa aún más al ver su sonrisa de lado que dice perdón por llegar tarde, ese brillo de complicidad, como si estuviera haciendo algo grande y fuera un secreto de los dos. Es la sonrisa que ahora ha cambiado para convertirse en una gamberra, que la invita a unírsele y seguir con lo que sea que tienen, la hace creer que eso es una aventura y vale la pena vivirla.
Es esa sonrisa la que le hace sonreír (no tímidamente porque ella si sonríe lo hace con ganas) y comenzar a caminar en silencio sabiendo, la va a acompañar. Porque la aventura empieza y él no se puede quedar atrás. Y comienza a cantar, esta vez no es los Beatles, esta vez es Satisfaction de los Stone, esta vez es otra clase de música. Es Mick Jagger invitándola a volar con sólo decir he's telling me more and more about some useless information. Es aquel desconocido que es todo menos eso. Es su mano chocando accidentalmente con la suya. Es todo eso y mucho más lo que la incentiva a cantar well he can't be a man 'cause he doesn't smoke the same cigarrettes as me y seguir junto a él. Porque él es una travesura eterna. Es el que saca su lado gamberro de algún lado que no sabe que exista, pero que definitivamente está porque si no, no estaría a su lado. Es magia y, por primera vez en años, la emoción de embarcarse a la aventura la emociona.
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| | | Nandiú.
Cantidad de envíos : 10 Edad : 29 Localización : Una caja musical. Fecha de inscripción : 22/04/2009
| Tema: Re: EDIT: Simplemente magia Miér Abr 22, 2009 9:02 pm | |
| Hola! (: A mi me ha gustado bastante tu historia. Tienes una redacción interesante *-*, quiero leer más. xD; Me parece bien en general~ Lo que sí, los números en la literatura se escriben como tales. (Esto lo aprendí hace muy poco x'D; pero me ha servido mucho.) y la verdad, un '6' se ve peor que 'seis' xD. Ojalá leer algo tuyo pronto! | |
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| Tema: Re: EDIT: Simplemente magia | |
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| | | | EDIT: Simplemente magia | |
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