Deseo en noche buena /One-shot

Deseo de noche buena

Hacía frío pero su ventana se encontraba abierta dándole una buena visión de las estrellas que adornaban el cielo nocturno. Todo estaba silencioso, la oscuridad invadía cada rincón de la habitación y ella disfrutaba de aquello tumbada en el sofá con una copa de whisky en una mano y una carta en la otra.


La cruel brisa invernal quemaba su piel pero no le importó y permaneció con ese fino pijama de seda, su cabello negro caía suelto y rebelde, sus orbes del mismo matiz vigilaban sin interés las luces que iluminaban los edificios aledaños, su piel blanca se encontraba más pálida de lo normal dándole un aspecto enfermizo y sus labios pequeños estaban fríos y agrietados, lo comprobaba de vez en cuando pasando su lengua saboreando los restos de su bebida.


Sonrió de medio lado al tiempo en que una lágrima surcó su mejilla, era increíble pensar que alguna vez le creyó, se sentía estúpida por no perder la esperanza de que llegaría, por guardar la ilusión de verlo atravesar su portal para abrazarla y susurrarle que la amaba.


No era nada en su vida… sólo una cualquiera, ramera, mujerzuela. Eran tantos los adjetivos que usaron con ella, sólo su amante, en las noches su querida, en el día una desconocida. Y no era más que una víctima de su falso amor, una prisionera de su pasión, una amante enamorada del dolor.


Sabía que no vendría, nunca lo hacía, al menos no en aquellas fechas tan importantes en las que prefería pasarla con su familia, con las personas que realmente le interesaban. Era tonto pero ella se quedaría allí, sin vestir nada elegante, sin ninguna costosa cena, sin la compañía de nadie, sólo ella y la soledad de su hogar, el mismo donde ambos ardían en noches de pasión, el mismo donde despertaba sola una vez llegado el sol.


Medianoche dio el reloj y en conjunto a las campanadas el cielo se encendió entre los fuegos artificiales que anunciaban el comienzo de la festividad, sus pupilas se llenaron del multicolor efecto de ese espectáculo que duró escasos minutos para luego dejar que el silencio se extendiera una vez más.


Fue entonces cuando se decidió y abrió con sumo cuidado el sobre perfumado que dejó junto a su almohada antes de marcharse… ya casi podía leer lo que encerraba esa carta, palabras de falso amor, promesas que nunca cumpliría, disculpas que no sentía… lentamente desplegó el papel tan blanco como la nieve que cubría los tejados y en contraste, escrito en tinta negra leyó una corta frase… “Feliz Navidad”
Echó la cabeza para atrás dejando caer la nota… lo odiaba, lo odiaba por su descaro, por su altanería, pero principalmente lo odiaba por hacer que lo amara tanto.


“Feliz navidad” repitió casi inaudiblemente y es que aunque sonara estúpido realmente quería que él fuera feliz, aunque eso resultara totalmente irracional quería que lo fuera y ese era su único deseo en noche buena.